Personajes pintorescos y tradicionales de Manzanillo


Al hablar de nuestro Manzanillo, al lado de los grandes políticos y profesionistas que han destacado por sus estudios, experiencia, preparación y trayectoria en la función pública o en diversos proyectos a gran escala para beneficio de la ciudad y el municipio, tenemos que considerar también como destacados a importantes personajes salidos del pueblo, altamente populares por su carácter, simpatía, amabilidad y características propias al hablar, vestir o comportarse, muchos de los cuales ya no están entre nosotros.
PAJARITO, CHAROL Y BRILLO Y LOS BOLEROS PORTEÑOS
Ellos son parte de nuestra ciudad, por lo que se hicieron famosos y reconocidos por todos los porteños de cepa, que los ubicamos, extrañamos y reconocemos con suma facilidad. Es el caso de boleros como El Pajarito, que alimentaba a los pichones en el jardín Álvaro Obregón, y que se caracterizaba por tener un enorme trasero, además de fajarse casi hasta la cintura y tener una gran simpatía y amabilidad. O El Charol y Brillo, que no solamente lustraba el calzado, sino también lo reparaba, y para ello no se quedaba en un sitio fijo, sino que recorría las calles y colonias de la ciudad, al grito de: ¡Charol y Brillo!, el cual sin embargo, también hay que decir que tenía su carácter, y en caso de que alguien quisiera meterse con él, rápidamente sacaba su chaira, que era un objeto muy filoso que usaba para la reparación del calzado, con lo cual lograba que nadie se metiera con él. Hace unos veinte años, el jardín se encontraba lleno de bomberos, con sus tolditos en donde tenían todo lo necesario para atender a quienes iban con su novia al cercano cine Bahía o a dar una vuelta por el jardín, el playón o La Perlita, así como también para atender a los políticos y funcionarios que iban a hacer algún trámite o gestión al cercano palacio municipal en Juárez 100.
ANDRÉS, EL FERROCARRILERO, DE CÁLCULOS PRODIGIOSOS
Por los alrededores del Chantilly era muy frecuente el poder encontrar a Andrés El Ferrocarrilero, una persona que caminaba por todos lados de manera peculiar como secuela de un accidente que tuvo en su juventud, lo cual también afectó a sus facultades mentales en algunos aspectos. A pesar del peculiar caminado que le caracterizaba, era muy apreciado por los manzanillenses de cepa, que sabían que no era alguien que diera problemas. Era muy bueno para hacer cuentas matemáticas de pura cabeza, así como para recordar todo tipo cosas, como nombres y lugares, por lo que era excelente para hacer mandados, para lo cual era muy recorrido por los comensales de la cafetería ubicada a un costado del palacio municipal. Siempre portaba una gorra y uniforme antiguo de ferrocarrilero, ya que se decía que esta fue su profesión de joven, hasta que sufrió el accidente que lo enfermó, e impidió que trabajara y se comportara normalmente. Generalmente se encontraba tranquilo, pero en ocasiones al parecer algo le molestaba en su cabeza y gesticulaba o gritaba de súbito, asustando a quien pasara a su lado, pero de ahí no pasaba, pues era una persona amable y servicial. Era muy común que se pusiera a hablar solo, como pensando en alta voz, y luego se reía de sus propias ocurrencias, a veces hasta a carcajadas.
TACHO MUÑOZ, EL VOCERO PORTEÑO POR EXCELENCIA
Otro personaje destacado y pintoresco de Manzanillo sin duda alguna era Eustacio “Tacho” Muñoz Núñez, quien aparte de ser maestro de inglés, locutor de radio y uno de los máximos conocedores de cine mundial y nacional que existía en Manzanillo, ha sido el más grande voceador de periódicos que ha existido en el municipio y quizá hasta en la entidad, recorriendo las calles de la ciudad desde muy temprano hasta cerca del mediodía, gritando la noticia –o la extra, como se dice en este argot-. Esta cualidad le permitía en ese lapso vender cientos de periódicos y en ocasiones, cuando se enteraba con tiempo de alguna nota especial, su venta llegaba hasta rondar los mil ejemplares. Además, no solamente era el gritar la noticia, sino el hacerlo con el ingenio y picardía que despertaban la admiración, las ganas de comprar un diario y en ocasiones, lanzar la carcajada por la jocosa forma de presentar los hechos, que lo mismo eran de política, de algún accidente o nota roja y muchas de las veces, incluso de una noticia o reportaje hecho por el mismo, a fin de facilitarse la venta, pues también era periodista.
EL PINACATO, ALEGRÍA Y MÚSICA POR LAS CALLES
Está también el caso de Paulino Cristóbal Bejarano, el famoso Pinacato, quien se hizo famoso cuando siendo paletero recorría las calles de todo Manzanillo, gritando a gritos su producto, y también cantando a todo pulmón canciones de Vicente y Pedrito Fernández y, sobre todo, de Juan Gabriel, sobre todo la canción “Querida”, que cuando se escucha la melodía en algún sitio de Manzanillo, la gente inmediatamente la asocia con Pinacato, primeramente, que con Juan Gabriel. Su fama llegó a ser tan grande, que fue contratado para amenizar algunos eventos o servir de animador, y hasta la fecha en algunas ocasiones llega a presentarse a cantar a algunas terrazas en la playa o restaurantes. Son muchos los personajes pintorescos y tradicionales que ha tenido Manzanillo en el devenir de su historia, por los que en esta primera parte se quedan muchos en el tintero, razón por la que en una segunda entrega, Si Dios nos lo permite, presentaremos a Rosita La Chiclera, La AFI-PRI y Paco Morales, entre otros.
EL TOCOS, VENCIENDO A LA DISCAPACIDAD CON UNA SONRISA
Es el caso de la primera persona que estaré reseñando, al que todo mundo asocia con la delegación de El Colomo, donde vivió por muchos años, pero que era oriundo de la población de Tecolotlán, Jalisco, pueblo donde vio la primera luz y recibió el nombre de Joel de Loera Cobián, tenía discapacidad motriz por una malformación en sus pies, lo cual no le impidió ser muy luchón y trabajador, yéndose muy joven a los Estados Unidos, donde, entre otras cosas, aprendió a esquiar con las manos, habilidad que le hizo ser reconocido y viajar por distintos lugares, incluso, presentar su espectáculo en las islas Hawái, parte del territorio norteamericano, las cuales se encuentran en Oceanía, y quedó registrada su hazaña de hacer esta actividad solamente con las manos, como un récord mundial. Fue a principios de los años ochenta que llegó a Manzanillo, concretamente a la población de El Colomo, donde se asentó e identificó de inmediatoa. A pesar de tener un carrito de madera con llantitas con el que se desplazaba, también tenía su automóvil que manejaba al estar adaptado de forma especial a sus necesidades específicas, y pronto entró a manejar un taxi como chofer, sin ningún problema, actividad que desempeñó por muchos años. Se le reconocía también como vendedor de billetes de lotería, habiéndose él mismo sacado el premio en una o dos ocasiones. Hacía muchas hazañas de fuerza y equilibrio, como el sostener todo el peso de su cuerpo sobre un dedo pulgar, lanzarse a la arena desde partes altas para caer solamente con las manos y sostener a niños y adolescentes con la fuerza de una sola mano. Recuerdo que allá por los ochenta realizó un espectáculo público de destreza, equilibrio y fuerza física que impactó a las habitantes de mi colonia, la Unidad Padre Hidalgo, cuando patinó y caminó sobre las manos sobre el techo de la Concha Acústica, edificios modernistas en aquel tiempo y hoy desaparecido, que tenía una cúpula aboveda con forma de concha de molusco, similar a los techos de la Ópera de Sidney, Australia. Fue famosa también su afición por el equipo de futbol de las Chivas de Guadalajara, por las que no dudaba en apostar, así como por ser un gran animador en eventos, fiestas, corridas de toros, jaripeos, conciertos y restaurantes. Falleció en julio del año pasado, y se le recuerda con afecto.
ROSITA, LA CHICLERA, UN PERSONAJE DE LEYENDA
En el caso de La Chiclera, también conocida por muchos como Rosa Salvaje, se han entretejido muchas historias en torno a su desaparecida figura, de manera que en ocasiones es difícil entresacar la realidad de los rumores y decires, lo cual indica que es una persona que ya ha pasado a la leyenda en pocos años. En lo que sí coincide la mayoría es que fue maestra de inglés, lo cual muchos comprobaron en ocasiones que, sin más ni más, se soltaba hablando perfectamente en el lenguaje de Shakespeare. Su nombre era Rosa Elena, sabiendo lo cual, muchos se negaban a llamarle Chiclera, por considerarlo un apodo ofensivo, y le llamaban Rosita, mientras que otros más ingeniosos y pícaros, aprovechando la popularidad de una telenovela de unos años antes, la impusieron el mote de Rosa Salvaje. Poco se habla de su familia allá en Los Altos de Jalisco, pues se dice que era una familia adinerada, bastante bien posicionada en el renglón económico, lo que le permitió crecer dentro del casco de una hacienda, que algo conservaba de su vieja gloria, en esa población cercana a San Juan de los Lagos. También se sabe que era muy inteligente, que era una excelente estudiante y que, como le gustaban los niños, optó por ser maestra. Tanto ella como su novio, con el que andaba desde la preparatoria, egresaron de la Escuela Normal Superior de Guadalajara. Una vez terminada la carrera se casaron y todo parecía sonreírle. El novio, Marco Antonio, era de Cihuatlán, Jalisco, a donde lo mandaron a hacer sus servicios profesionales, mientras que a Rosita la mandaron a San Juan de los Lagos, cerca de la casa paterna, donde como regalo de bodas, los padres de Rosa les regalaron nada menos que una casa.
El marido logró obtener su plaza en Cihuatlán, por lo que la pareja solamente se veía los fines de semana, pero así y todo, vivían felices, y más porque ya para entonces tenía una niña de diez años, que era su gran felicidad. Un día el papá le pidió permiso a Rosa para llevarse a la niña por una semana, para que viera a sus abuelos, sus papás, y además conociera el mar en la Costalegre. Con recelos, ella aceptó y padre e hija se fueron, hablándole por teléfono todas las noches, para que se tranquilizara, pues estaba muy nerviosa, ya que nunca se había separado de su hija. Cuando la semana estaba por concluir, el marido le avisó que la llevaría a conocer el mar al otro día, y desde entonces se rompió la comunicación, por lo que Rosa, muy nerviosa, le avisó de la situación a sus papás. Buscaron información del padre y la hija en la dirección de la escuela e incluso con la policía de Cihuatlán, y nada obtuvieron. Finalmente, ya por la noche entró una llamada de la DSP de Manzanillo, donde les informaron que habían encontrado el cuerpo ahogado de Marco Antonio en la playa de Miramar, en ese municipio colimense, cercano a la Costalegre. Se les dijo que la niña empezó a ahogarse y el padre intentó rescatarla, pero no lo logró, por lo que sacaron del agua su cadáver, pero nunca encontraron el de la niña, de diez años. Rosa se desmayó y la internaron porque se puso mal de salud, pero en cuanto se recuperó abandonó con violencia el hospital, para trasladarse hasta Manzanillo. Ya para entonces se había sepultado a su esposo, pero el cuerpo de la niña no fue encontrado.
Se dice que, desesperada por llegar, se fue de raid con unas personas que le dieron una bebida adulterada, y abusaron de ella, para luego robarle todo el dinero y pertenencias que llevaba, siendo éste el principio de sus desgracias. La abandonaron al lado del camino semidesnuda, y ella, ya desvariando, pidió raid para proseguir su camino hacia el lejano y desconocido Manzanillo, donde había perdido a su familia. La droga que le dieron le afectó de sus facultades mentales, las cuales ya nunca pudo recuperar. Cuando le interrogaron de donde era, lo único que pudo decir era Manzanillo, Manzanillo, por lo que hacia allá la llevaron, y aquí se quedó, vagando por las calles, semidesnuda. Como su hija se le aparecía como un doloroso y vago recuerdo, recogió de la basura una carriola, que recogió y empezó a empujar por las calles del puerto, a veces con una muñeca sobre ella, que le recordaba a su niña, y en otras ocasiones, ahí llevaba sus pertenencias. Algunas personas le ayudaban con ropa o alimentos, mientras que otras de mal corazón se burlaban la agredía y abusaban de ella. Al principio, halló la manera de vender cajitas de chiles, por lo que los porteños, al no saber su nombre, la empezaron a llamar La Chiclera, mientras que algunos que sí la conocieron cuando estaba en sus cabales en su juventud, allá en su tierra, le llamaban cariñosamente Rosita.
Algunos, supuestamente intentando hacer que olvidara sus penas, le daban cerveza y alcohol. Al no contar con un domicilio fijo, se bañaba desnuda en las fuentes sin ninguna pena, por estar su mente extraviada; otras veces se acercaba a los patios de las casas, como las de mi barrio del Seguro Social, que tienen al frente jardines con mangueras, y tomaba estas, y con ellas se bañaba, sin pedir permiso alguno. Al parecer murió de una golpiza callejera que unos vagos le dieron, la cual por cierto grabaron y subieron a internet. Triste el final para Rosita, como triste fue gran parte de su vida.
Quizá el más famoso personaje de Manzanillo haya sido Paco Morales, quien tiene una vida tan interesante que amerita un reportaje por sí solo, dedicado únicamente a su persona en una próxima edición, al igual que la Afi Pri, quien todavía vive, y recorre constantemente las calles de Manzanillo.