En el Archivo Histórico de la Universidad de Colima, fue presentado el libro “Yo, Gregorio Torres Quintero”, una biografía novelada de María de los Angeles Rodríguez Alvarez. El texto, deja de lado la figura seria con la que se le había presentado al maestro y lo describe con problemas, defectos y virtudes.
En once capítulos Mara, como es conocida la autora del libro, explora nuevas fuentes y documentos que desentrañan al personaje y lo deja al descubierto, para que el lector pueda conocer más del ser humano y por supuesto de su lado profesional.
“Mara, en el texto, demuestra su perspicacia intuitiva, su conocimiento en el manejo del lenguaje y la historia, que con pequeñas dosis de ficciones nos permite entrar en las emociones, motivaciones, éxitos y también fracasos de Torres Quintero”, dijo Rogelio Ventura Ramírez, uno de los presentadores del documento.
El libro se podrá disfrutar desde el inicio, pues es Torres Quintero quien narra su propia historia; esto se debe “a que Mara supo manejar sus fuentes, los documentos encontrados, para que no se le escapara detalle alguno del biografiado”, añadió Rogelio Ventura.
Por su parte, Juan Carlos Yáñez Velazco, otro de los presentadores, señaló que: “no deja de lado una de las realidades más crudas que vivió Gregorio Torres: el rezago educativo en México, la corrupción”. Una de las páginas que componen el libro, narra su indignación, tras visitar las escuelas norteamericanas, donde parecía que las mexicanas iban en retroceso.
“Lo que pude observar de manera global fue muy triste, sólo vi escuelas en muy malas condiciones, sin mesabancos ni vidrios, sin escusado y letrinas suficientes, puertas cubiertas con una simple tela colgada y sin espacio para la recreación del alumnado, así mismo, maestros careciendo de un escritorio o mesa y sin estantes para poner sus utensilios”, leyó Juan Carlos Yáñez.
Casi un siglo después “eso, exactamente eso, fue lo que retrató en miles de las aulas el primer diagnóstico de escuelas, maestros y alumnos de educación básica y especial el año pasado. No-Escuelas, las llamo la organización de escuelas primero”, comentó Yáñez Velazco.
Por último, dijo que “de la estela que dejan personalidades como Torres Quintero surge la nostalgia por ese maestro, por esa figura, cuando vemos con pesar cómo se enfrentan las tareas pedagógicas hoy. Dicen que las comparaciones son odiosas, puede ser, pero son inevitables y, en pedagogía, necesarias”.
Independientemente, comentó Ernesto Terríquez Sámano, el tercer comentarista, “de otra biografías que existen de Torres Quintero, ésta me parece fundamental para conocer al biografiado, porque en algunas de ellas se dedicaron a hacer del personaje un héroe de bronce, lejos de problemas. Mientras que esta lo presenta como era, como un hombre con problemas y que los iba superando”.
Mara, “con su profesionalismo, encontró aspectos especiales, fuentes que no se habían explorado, con lo que se puede constatar que los tiempos se repiten y las historias también, porque los métodos de la pedagogía de ese tiempo se siguen utilizando”, finalizó su intervención Terríquez Sámano.
Para terminar, Mara Rodríguez agradeció a todo el equipo que colaboró con ella y que le permitió explorar un poco más del personaje. Añadió, un poco triste, que quizás éste sea su último libro. “Gracias a todos. Esta experiencia me deja mucho, es un personaje de un valor enorme y con una gran sabiduría”, concluyó.