Profetizaron constituyentes que Manzanillo sería puerto mundial


  • Brillante disertación del doctor José Guillermo Ruelas Ocampo, en Aciman
  • Presentó el libro “El Estado libre y soberano de Colima”, de Manuel Godina
  • Relató los hechos que marcaron el inicio de la vida jurídico-social de Colima
  • Michoacán y Jalisco, enemigos que limitaron el crecimiento de Colima

Crónica de Carlos Valdez Ramírez

El doctor José Guillermo Ruelas Ocampo, estuvo de visita en la Agrupación Ciudadana Manzanillense (Aciman), para hablar del libro “El Estado libre y soberano de Colima”, escrito por Manuel Godina Velasco. Lo hizo muy a su estilo, con excelente relatoría que mantuvo expectante al público asistente. El que esto escribe, tuvo el honor de fungir como moderador del evento.

“Me gusta estar aquí, en esta asociación de ciudadanos conscientes de la vida política de la entidad, esta ocasión hablaremos del momento en que Colima se convierte en Estado, tal y como lo relata su autor, el profesor Manuel Godina en su libro”, dijo Ruelas Ocampo.

Me pidió que realizará el prólogo y me dejó un archivo electrónico de donde pude observar tres cosas, a) la fecha exacta de su fundación como Estado de la República; b) algunos misterios que aún no se han podido aclarar y; c) cómo el pleno de los Constituyentes plasmaron una especie de profecía en lo que se convertiría el Estado y el Puerto de Manzanillo; refirió el especialista en derecho.

Destacó que el libro detalla la fecha precisa en que Colima se constituyó como Estado de la República, el día 11 de marzo del año 1857 y no el 5 de febrero como se había dicho con anterioridad.

Dados los acontecimientos que se realizaron antes y después de la fecha de su constitución –dijo-, se hace una reseña de los puntos más importantes que marcaron a Colima en su nacimiento y que han dado lugar a algunos misterios que hasta la fecha no se han podido aclarar.

Indicó que el texto habla de una especie de profecía en lo que se convertiría Colima siendo Estado de la República y que al parecer, éste si se ha cumplido. Para analizar el asunto habría que examinar el dictamen que la Comisión Territorial del Congreso Constituyente de 1856 presentó al pleno para su aprobación en el mes de diciembre del año 1856. ¿Qué pensó la Comisión Territorial que iban a lograr con este nuevo Estado de la República?

Ruelas Ocampo abundó que después de haberlo leído en varias ocasiones el dictamen, fue gratamente impactado, pues en él advierten que Colima debería tener una extensión mucho más grande de territorio, extensión que se encuentra calculada en millas, y no se comentan qué territorios se tendrían que agregar, este hecho nunca se cumplió.

Colima, así como lo previó la comisión, debe estar integrada por una región privilegiada, porque tiene cosas del Pacífico y está provista de la bahía más importante de América del norte que es la bahía de Manzanillo. En ese tiempo, 1856, Manzanillo no era más que una bahía, a donde sólo arribaban unos cuantos barcos a una villa o un caserío que no tenía ninguna casa de material, también hacen referencia a los climas templados y la zona volcánica, con excelsos territorios  agrícolas, de tal suerte, que calcularon con gran visión el potencial económico que lograría la entidad, y al añadirle más territorio, se convertiría en uno de los Estados económicamente más importantes de la República.

La comisión dice en su dictamen, que sería como la suiza de América, entonces lo que se dice en el dictamen no se cumplió, ni se ha cumplido porque todavía Colima tiene enemigos que no lo dejan crecer.

Recuerdo haber platicado personalmente con el licenciado Francisco Ramírez Villareal –abundó-, quien fue un constituyente del Congreso de Querétaro de 1916 y elaboró la Constitución con un discurso, pretendiendo que los constituyentes de 1916 le otorgaran a Colima un poco más de territorio o al menos el que la Comisión Territorial había previsto, lo que se ganó el Lic. Ramírez Villarreal (que por cierto no era de Colima), fue una gran rechifla y como no paró de hablar, entonces le aventaron bolas de papel ensalivadas, pero no logró absolutamente nada, porque los principales oponentes fueron los diputados de Jalisco y Michoacán.

En consecuencia, el tercer punto importante que trata la obra de Manuel Godina, es el inicio de la vida jurídico-social de Colima, quiénes fueron los que integraron los poderes iniciales, cómo les fue en su desempeño.

Para contestar esta pregunta que hago frecuentemente, evidentemente les pongo un mapa, el porqué Don Manuel Alvarez comenzó a ser gobernador en julio de 1857 y lo mataron el día 26 de agosto, un mes y días después, y contra lo que todo mundo pudiera pensar, lo mataron en una céntrica esquina de Colima que ahora es la esquina que forman las actuales calles Torres Quintero y Venustiano Carranza, es decir, una de las esquinas del jardín principal de Colima.

Ahí quedó tirado boca abajo varias horas porque cayó una tormenta grande, hasta que los familiares se animaron a levantar el cadáver porque nadie lo quería tocar. Este es el libro para los que somos colimenses de corazón, y nos motiva a saber cuál es nuestro pasado histórico inmediato, nos motiva a reflexionar sobre los misterios que no han podido resolverse sobre esos asuntos iniciales, tal pareciera que una hada maléfica impide el desarrollo de Colima, porque nunca Colima pudo hacer nada para que se le entregara el territorio que la Comisión Territorial presentó como dictamen y que aprobó finalmente el Congreso Constituyente, yo creo que gran parte de eso radica en el hecho que dijo Manuel Godina en su libro.

Todos los gobernadores de Colima, después de Manuel Alvarez, hasta el año 1900 no fueron de Colima, la inmensa mayoría fueron originarios de París y el último gobernador porfirista, el señor Don Francisco Santa cruz no era de Colima, el que le siguió, el último gobernador porfirista, Miguel de la Madrid, que sí era de Colima, por eso los constituyentes, a la Constitución del Estado de 1917 y de la actual, tuvieron mucho cuidado de redactar un artículo especial que decía que para ser gobernador de Colima se necesitaba haber nacido en Colima o haber sido hijos de padres colimenses; es decir, que desde 1917 hasta la fecha, el asunto se cumplió cabalmente, a excepción de la maestra Griselda Alvarez Ponce de León quien nació en Guadalajara.

Más que presentar el libro, recomiendo su lectura a todos los ciudadanos de Colima que nos interesa saber nuestros antecedentes, nuestras raíces culturales, porqué estamos así, por qué nos envidian nuestros vecinos. Una anécdota histórica no comprobada asegura que cuando Don Porfirio Díaz vino a Colima a inaugurar el ferrocarril, estuvo acompañado de los gobernadores de Colima y de Jalisco, dejando entrever sutilmente, la conveniencia de que Colima cediera a Jalisco el puerto de Manzanillo a cambio de darle otros territorios, a lo que Don Enrique de la Madrid se opuso radicalmente, generando la animadversión de Don Porfirio Díaz hacia el señor de la Madrid, y obviamente hizo todo lo necesario para que de la Madrid dejara de ser gobernador, llegó a tal punto, que magnificaron el asunto del crimen de los Tepames, convirtiéndolo en noticia nacional, con el propósito de evitar que Enrique de la Madrid Fuera reelecto, acción que consiguieron, don Enrique de la Madrid no sólo no se propuso para otro periodo, renunció en el mes de mayo de 1911, cuando ya don Porfirio Díaz había fallecido.

Estos acontecimientos históricos y los de 1857 se proyectan como les dije con anterioridad, en una especie de mala suerte. El libro, con los secesos que Manuel Godina reseña en su libro, descubren la mayor parte de los acontecimientos, nos conectan con la realidad del poder ejecutivo, el legislativo, y el judicial iniciados en el estado de Colima, cómo fue su desempeño, cuáles son los problemas a los que se enfrentaron, como una especie de avatares que les ponían verdaderos obstáculos para seguir adelante en el desarrollo de Colima.

Incluso la muerte de Manuel Alvarez es un acontecimiento misterioso, se dice que fue ultimado de un solo balazo, proveniente de un franco tirador que estaba situado en el tejado de lo que ahora es el portal Hidalgo, a más de 50 metros de distancia, a aquellos rifles se les ponía la pólvora, acto seguido colocaban la supuesta balita, que no era otra cosa que una piedra con una bola de metal y luego, con una varita se les aplastaba, en La Villa le decían tacos o rifles.

Por lo que suponen que fue un solo tirador, quien de un balazo le atravesó el corazón; sin embargo, Manuel Alvarez quedó muerto en la acera, cuya bala al parecer nunca salió, se le ofició una misa, acontecimiento que impacta en el Colima de todos los tiempos, ya que se presume que Manuel Alvarez estaba ex comulgado, por haber tirado la Constitución de 1857, pero hubo un arreglo, no solo se le ofició la misa, sino que todavía está sepultado en los terrenos de una iglesia y fueron los familiares de Manuel Alvarez quienes obsequiaron a la iglesia el terreno donde está sepultada la familia, y la tumba no se había tocado, porque aparentemente se encuentra protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por considerarlo un monumento centenario.

Es consecuencia, si leen el libro encontrarán no solo estos sucesos, que resultan francamente los más atractivos para la  presentación del libro, sino muchísimos otros que marcaron la vida de Colima, incluso en la versión original de la Constitución de 1857 para el Estado de Colima, que se encuentra extraviado, está descrita con 2 letras distintas, la primera parte que se escribió el día 26 de agosto y después de muerto don Manuel siguieron 2 ó 3 meses en donde no se escribió nada; más tarde, se continuó con otra letra y lo diferente redacción, uno de los primeros investigadores de estos hechos fue Ismael Figueroa.

En el libro se amplía la información de cómo el primer gobernador de Colima murió asesinado unos días después de haber tomado posesión y obviamente todo lo que pensó el señor Alvarez sobre Colima y su territorio, cuya ampliación no pudo concretarse, porque uno de los artículos, (el 41 ó 40) de la Constitución de Colima de 1957 dice que se integrará una comisión que se encarga de verificar el asunto de la extensión y de los límites del Estado, lo que quiere decir que don Manuel ya tenía la idea de reclamar lo que fácticamente no había logrado.

Lo que no sabemos es cómo pensaba hacer esto, porque no se hizo nada por conseguirlo, ni siquiera pudo ver la promulgación de la Constitución que él mismo había comenzado, da la casualidad que fue  Silverio Núñez quien la promulgó y con toda seguridad que veía la perspectiva de un Jaliscience, porque ya en la parte orgánica de la Constitución no vuelve a mencionar a la Comisión Territorial, y no se hizo absolutamente nada hasta que el Estado de Jalisco demandó en un procedimiento muy especial a Colima, por la entrega de ciertas extensiones territoriales.

Luego de la magistral relatoría que comenta el doctor Guillermo Ruelas en su prólogo, hace una exhortación  a todos para que lean el libro y puedan darse una idea de cómo era Colima, cuándo comenzó a ser Estado, todos los buenos augurios que le dio el Congreso Constituyente de 1856 y que no se han cumplido. Luego los invitó a realizar una reflexión del porqué no se han cumplido, destacando que en sus líneas está prácticamente la indolencia de los presentes, incluyéndome él. Para finalizar diciendo: Es una delicia leer el libro.

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