La escasez de mano de obra en puertos estratégicos de América Latina está desencadenando una crisis logística que impacta negativamente el comercio internacional. Puertos como Manzanillo y Puerto Quetzal operan a más del 95% de su capacidad, lo que se traduce en largos tiempos de espera para barcos y contenedores.
La disminución de la fuerza laboral portuaria en la última década ha coincidido con una resistencia a la automatización de procesos, exacerbando la congestión en las terminales.
El impacto en las cadenas de suministro es evidente. Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revelan que la congestión portuaria ha incrementado los tiempos de espera hasta en un 40%, afectando la carga y descarga de contenedores.
Un informe de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) estima que las demoras podrían representar hasta el 8% del costo total de las mercancías en transporte internacional.
En un contexto de creciente comercio global, la escasez de mano de obra en los puertos de Latinoamérica se ha convertido en un desafío crítico para la competitividad de la región en los mercados internacionales. Este panorama exige estrategias innovadoras y colaborativas para garantizar que las cadenas de suministro puedan adaptarse a las complejas demandas del comercio actual.
Puertos en jaque por escasez de mano de obra
La disminución de la fuerza laboral portuaria en la última década ha coincidido con una resistencia a la automatización de procesos, exacerbando la congestión en las terminales.