Su proceso de elaboración artesanal y sus beneficios nutricionales lo han convertido en una bebida valorada en el mundo moderno
El pulque es una de las bebidas más representativas de México, con raíces en las culturas prehispánicas como la mexica, tlaxcalteca y otomí. Su elaboración parte de la fermentación del aguamiel, extraído del maguey pulquero, y ha sido considerada un regalo de los dioses, especialmente de Mayahuel, deidad del maguey, y Patécatl, dios de la fermentación.
Con la llegada de los españoles, su consumo se expandió más allá de los sacerdotes y guerreros hasta convertirse en una bebida popular. Sin embargo, con el tiempo fue desplazado por otras bebidas alcohólicas. A pesar de esto, en estados como Hidalgo, Tlaxcala y Puebla, el pulque ha mantenido su presencia, impulsando un resurgimiento cultural en los últimos años.
El proceso de elaboración del pulque sigue siendo artesanal. El maguey requiere entre 8 y 12 años para madurar, y una vez listo, su corazón se raspa para extraer el aguamiel. Este líquido se fermenta de forma natural entre 24 y 48 horas, lo que le da su consistencia espesa y sabor ligeramente ácido.
Además de su valor cultural, el pulque ofrece beneficios para la salud. Su alto contenido en probióticos favorece la digestión, mientras que su riqueza en vitaminas del grupo B, hierro y calcio fortalece el sistema inmunológico. También contiene antioxidantes y es una fuente natural de energía.
En la actualidad, el pulque ha recuperado su prestigio en las ciudades, con la apertura de pulquerías que fusionan tradición e innovación. Su popularidad ha crecido en festivales gastronómicos y eventos culturales, impulsando su reconocimiento como una bebida mexicana única y llena de historia.