A título personal y como presidente del Capítulo Colima del Club Primera Plana y en mi condición de integrante de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, conjuntamente con Roberto E. Pizano Camberos, presidente de la Fraternidad del Salón de la Fama del Deporte Colimense y de Francisco Rivera Alveláis, maestro emérito de la UNAM y decano del IPN, hemos venido promoviendo que el edificio ubicado en la calle 5 de Mayo # 36, de la ciudad de Colima, sea restaurado para enaltecer la estancia del entonces presidente de la República, Lic. Benito Juárez y su brillante gabinete, durante su permanencia en nuestra ciudad.
Con el antecedente de haber fungido los tres como presidentes, en diversas etapas, de la Asociación de Colimenses en la Ciudad de México y su zona metropolitana, donde promovimos múltiples acciones culturales, históricas, cívicas e importantes actividades para beneficio de los colimenses radicados allá y en el estado de Colima, ahora sumamos esfuerzos para lograr rescatar y rehabilitar el inmueble que dio gloria y orgullo a Colima.
No obstante que, a partir del 11 de marzo de 1858, fecha en que jurídicamente nuestra entidad, se erigió como Estado Libre y Soberano, fue hasta el 19 de julio de ese mismo año, fecha en que se instala la primera Legislatura Estatal, cuando se declara primer gobernador al General Manuel Álvarez, quien residía en ese domicilio. El breve lapso en que fungió al frente del estado el primer gobernante colimense, ya que, al mes y siete días, el 26 de agosto, fue cobardemente asesinado en la esquina de las calles que ahora llevan el nombre de Torres Quintero y Venustiano Carranza.
Tras el triunfo de la Revolución de Ayutla; el 18 de noviembre de 1858, se declara presidente de la República a Ignacio Comonfort y a Benito Juárez como presidente de la Suprema Corte, sin embargo, el 17 de diciembre, el Gral. Félix Zuluaga promulga el Plan de Tacubaya, desconociendo la Constitución, apoyando a Comonfort, pero recluyendo a Juárez en prisión, al no secundar su plan.
El 1 de enero de 1858, los sublevados desconocen a Comonfort, quien apoyaba al partido liberal y exigía la libertad de Juárez, quien sale de prisión el 11 de enero. Cumpliendo con el acatamiento constitucional, que determinaba que, ante la defenestración del titular del Ejecutivo, el presidente de la SCJN asumiría provisionalmente esas funciones, Juárez se instala en Querétaro para la defensa del orden constitucional. Ante ello los rebeldes, conservadores y el clero acuerdan combatir a Juárez, lo que da inicio a la Guerra de los Tres Años, que perdura del 11 de enero de 1858 y culmina el 11 de enero de 1861.
En su peregrinar defendiendo la Constitución, el 19 de enero Juárez establece el Gobierno Provisional Federal. Sin poder asentar al equipo gobernante y ante el asedio de los conservadores, Juárez se traslada a Guadalajara, donde despacha en el palacio de gobierno estatal y ocurre la sublevación de la guardia, el 13 de marzo, ocasión en que Guillermo Prieto le salva la vida al arengar a los soldados. Ante ello deciden refugiarse en Colima, donde vive y despacha como presidente en funciones, entre el 25 de marzo y el 8 de abril, sin mayor peligro.
El edificio referido fue asiento del Ejecutivo Federal y declarado, durante esa estancia, como Palacio Federal, en los momentos más álgidos de la Guerra de Reforma. En ese histórico edificio se expidieron varios decretos y disposiciones para la salvaguarda del orden constitucional.
En el recinto referido el secretario de Estado, Lic. Melchor Ocampo, redactó e hizo llegar al entonces presidente de los Estados Unidos, por indicaciones del presidente Juárez, el documento que acrisola la esencia de la doctrina juarista en materia de no intervención, precursora de la Doctrina Estrada, al afirmar que “desconoce a todo extranjero que pretenda intervenir en nuestros disturbios de familia, no reconociendo, más que en los hijos del país, el derecho de decidir armados las diferencias nacionales del mismo”, también nombra aquí a Santos Degollado, como ministro de Guerra y Marina y General en jefe del Ejército Republicano.
Por estos importantes hechos históricos que se dieron en ese recinto, Colima y el gobierno de la República deben rescatar ese edificio para que se utilice la planta baja como el Museo de Juárez en Colima y la amplia segunda planta como un Centro de Investigación Científica y Tecnológica, del Instituto Politécnico Nacional, para darle a Colima la oportunidad de contar con una dependencia educativa importante y confirmar al IPN su presencia nacional, Institución que tendría a su cargo la rehabilitación del inmueble.
Los promotores de este proyecto estamos seguros que la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, la Gran Logia Suroeste de Colima y muchas otras organizaciones o instituciones locales se sumarán a este propósito; así mismo, esperamos que el señor secretario de Educación Pública, el distinguido colimense Mario Delgado Carrillo, acuerde favorablemente la propuesta que le sea presentada, por la Dirección del afamado Instituto Politécnico Nacional. Seguiremos impulsando este laudable proyecto.