¿Quién se siente seguro en Colima?
La reciente ejecución de una mujer, el pasado martes 14 de octubre, la exalcaldesa de Cuauhtémoc, Colima, Gabriela Mejía Martínez, mejor conocida como Gaby, ha sido un recordatorio para la “clase política” del estado: para aquellos que andan mal, tienen vínculos con el crimen organizado, militares o corporaciones policiacas, para funcionarios y exfuncionarios en general. Les ha dejado cristalinamente claro que ni ellos gozan de la supuesta seguridad que, al parecer, solo le falta a la población en general y a los “sectores vulnerables”.
Como mencionamos en una colaboración anterior: Gaby Mejía fue una excelente alcaldesa, de esas que se hacen valer como autoridad y que jamás permitió que alguien “brincara más alto que ella” en sus decisiones sobre el progreso del municipio que gobernaba. Que en paz descanse. ¿Hay demasiada indignación? Habría que medir la duración de esa “indignación” en una sociedad que, por mera coincidencia, aumenta el número de ciudadanos que —al igual que sus prístinas autoridades— viven de criminalizar, de juzgar sin fundamento, y que ven las ejecuciones o desapariciones en la entidad como algo tan natural como el clima.
Es evidente que en Colima ya no existe la paz. Cierto. Esto lo pudimos interpretar cuando ese mismo día la mandataria estatal, Indira Vizcaíno Silva, escribiera en su cuenta de redes sociales, haciendo un enfático llamado a los colimenses para que, por favor, evitemos que nos roben la tranquilidad. Claro, no es solo Colima; en todo el mundo la violencia ha aumentado. Que el Gobierno Federal de Morena, durante los pasados seis años, “permitió”, “cruzó los brazos” y hasta “alentó” el aumento de la criminalidad, es una narrativa totalmente diferente y, por supuesto, mucho más creíble.
Pero volvamos a la pregunta esencial: ¿Quién se siente seguro en Colima? Pues, obviamente, Si usted cree que las autoridades o exfuncionarios que se desplazan con escoltas pagadas por ellos o proporcionadas por el Gobierno del Estado o federal, se equivocó. No. Ello son los que ahora no asoman ni las narices afuera de sus vehículos, algunos supe blindados.
Según la opinión popular, que es mucho más informada y sutil en más de una ocasión, que cualquier analista, estos funcionarios o ex funcionarios, de acuerdo al número de elementos que traen es directamente proporcional al grado de “honestidad” que los acompaña. Cita de más de un cibernauta: “Entre más elementos, mayor su complicidad e impunidad con la que trabajan”. ¡Exacto! Aciertan en redes sociales: la ejecución de la exalcaldesa es una enorme pancarta invisible que a la clase política le ha comunicado el mensaje con una claridad meridiana. Ni ellos se escapan, ni ellos pueden vivir seguros en su modesta burbuja de poder.
Para reflexionar. Hace algunos meses, tuve la insolencia de cuestionar a un amigo por qué no había aceptado el apoyo de seguridad brindado por la autoridad estatal. Hace apenas unos días, el amigo me dio una respuesta llena de sentido común: “¿Leíste el parte del Secretario de Marina sobre el capitán que se ‘pegó un tiro’ en un campo de entrenamiento de esa dependencia? Amigo, en ocasiones son los propios militares o policías quienes ejecutan las acciones… o te entregan al crimen organizado”. Y sí, esta ejecución de Gaby, con su elegante dramatismo, exhibe que ni las corporaciones policiacas y sus abnegados agentes viven seguros.
Hace unos días, también, nos tocó presenciar uno de esos efectivos y sorpresivos retenes que una corporación policial instaló en X o Y colonia de la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez. Un conductor, al ser detenido y revisado, tuvo la amabilidad de externarle al agente: “Cómo le hacen al ‘Tío Lolo’. ¿A poco no ven que los halcones ya avisaron que ustedes están aquí? En serio, si los siguen justo detrás de ustedes…”. El ciudadano continuó con una variedad de quejas constructivas.
El elemento, externalizó ante las ironías del ciudadano: “Amigo, ¿usted cree que no nos duele todo esto? Ver que más tardamos en detener a alguien que pasa junto a nosotros burlándose porque ya lo dejaron libre”. El elemento se veía tenso, molesto y enojado, como todos los de su unidad, porque saben que la población los mira con desconfianza. La situación no es fácil ni para ellos. ¿Cuántos elementos de la Marina, del Ejército, de la Guardia Nacional no han perdido la vida o han desaparecido? Incluso, más de uno originario de Colima.
Para concluir con este tema. Cierto que el aumento de la violencia es un asunto de alcance mundial. Cierto que en Colima tenemos un estado poco funcional y no brillante, que no da una. Y que el Fiscal General del Estado, por sus profundos conocimientos tecnológicos, prefiere vivir en la realidad del Nintendo, según elementos de su propia corporación, que exigir que su dependencia camine de la mejor manera. Habrá detenciones, ¡quizá!, pero como siempre, los autores intelectuales seguirán libres, mientras la gente del pueblo de Colima, con su inigualable sabiduría, sigue acusando sin pruebas a más de uno de los políticos.
Entre otras cosas, la semana pasada el crimen cibernético intentaron robar de mi cuenta de banco BW una cantidad significativa, solicitando un préstamo a mi nombre. Gracias a la milagrosa llamada de un funcionario del BS que me pidió colgar y acudir a BW, no pudieron sustraer la cantidad total. Pude recobrar la mayor parte del dinero. Estamos en la ansiosa espera de la investigación. De lo contrario, tendremos que pagar ese dinero que sacaron sin tarjeta. Esperamos la comprensión infinita del banco, que verá que vivo no solo de manera honrada, sino que solo lo suficiente para cubrir con preocupación las deudas.
Para despedirme. De aquí en adelante, no contestaré llamadas que no tenga registradas. En segundo lugar, si son del Banco, haré todos los trámites en ventanilla o en los propios bancos, ya que es la única forma segura y tradicional de hacer las cosas. Es absolutamente necesario que los Bancos busquen otra forma para invitar a los usuarios a obtener dinero que sea directamente en sus ventanillas. A quien me ha dañado, como siempre, tarde o temprano la justicia divina y eficiente lo alcanzará. Nos vemos en otra entrega.
